Estaba allí por alguna razón.
Dicen los que creen en el destino
que nada ocurre por casualidad.
Y allí estaba, como yo,
en aquel lugar que no era
ni para mi ni para ella.
No creo en el destino,
pero eso no es raro en mi.
Hay muchas otras cosas en las que no creo.
Lotería, religión, amor eterno.
Pero estaba allí, por alguna razón,
aunque esa razón no tuviese nada que ver
conmigo o con el destino.
Tal vez se había dormido con los ojos abiertos
y las gafas de sol me impedían verlo,
quizá esperaba a alguien.
Yo tampoco sabía que hacia allí,
pero allí estaba. Como ella.
Y allí nos quedamos los dos,
ignorándonos en compañía.
No creo en el destino,
y creo que ella tampoco creía.
martes, 29 de noviembre de 2011
domingo, 27 de noviembre de 2011
viernes, 18 de noviembre de 2011
Versos intrascendentes Vol. IV
Se oyen voces disconformes,
como pequeñas gotas de lluvia
cayendo sobre un cobertizo
en el que me refugio del frío.
Estrechos lazos palpitantes
entre aquí, ahora,
y allí y siempre.
Juzgad cuanto queráis,
los puñales verbales
cortan y hieren, pero no matan.
Jugad a decidir por otro
sin conocimiento de causa
si es lo que os hace felices,
qué fácil es pensar desde fuera.
Pero creed lo que os digo,
aunque no queráis creerlo:
fue mejor así,
y por eso ocurrió
de aquella manera.
Ni ella era para mi
ni yo era para ella.
como pequeñas gotas de lluvia
cayendo sobre un cobertizo
en el que me refugio del frío.
Estrechos lazos palpitantes
entre aquí, ahora,
y allí y siempre.
Juzgad cuanto queráis,
los puñales verbales
cortan y hieren, pero no matan.
Jugad a decidir por otro
sin conocimiento de causa
si es lo que os hace felices,
qué fácil es pensar desde fuera.
Pero creed lo que os digo,
aunque no queráis creerlo:
fue mejor así,
y por eso ocurrió
de aquella manera.
Ni ella era para mi
ni yo era para ella.
jueves, 10 de noviembre de 2011
Carpe diem
Quieres que dure siempre,
y tu obsesión por hacer todo lo posible
para que así sea
es el error que te lleva al fin
una y otra vez.
y tu obsesión por hacer todo lo posible
para que así sea
es el error que te lleva al fin
una y otra vez.
martes, 1 de noviembre de 2011
G
Cuando un lugar es muy especial,
disfruta de él en dosis pequeñas.
Aunque te apene alejarte,
guárdalo para ocasiones concretas.
Haz una visita cuando realmente lo necesites,
no lo llenes de tus miserias mundanas.
Acude sólo cuando sea estrictamente necesario,
cuando tu mente grite que no puede más,
sin caer en la tentación de rutinizarlo.
Saborea, disfruta, desconecta.
Vete siempre con pena,
con lágrimas en los ojos,
con unas ganas inmensas de regresar,
de quedarte ahí para siempre,
deseando que el tiempo se detenga.
Es la única manera de sentir lo que sientes
cada vez que vuelves,
de asegurarte un pasaporte vitalicio
a un mundo paralelo
que no es mejor ni peor,
sino distinto.
disfruta de él en dosis pequeñas.
Aunque te apene alejarte,
guárdalo para ocasiones concretas.
Haz una visita cuando realmente lo necesites,
no lo llenes de tus miserias mundanas.
Acude sólo cuando sea estrictamente necesario,
cuando tu mente grite que no puede más,
sin caer en la tentación de rutinizarlo.
Saborea, disfruta, desconecta.
Vete siempre con pena,
con lágrimas en los ojos,
con unas ganas inmensas de regresar,
de quedarte ahí para siempre,
deseando que el tiempo se detenga.
Es la única manera de sentir lo que sientes
cada vez que vuelves,
de asegurarte un pasaporte vitalicio
a un mundo paralelo
que no es mejor ni peor,
sino distinto.
Versos intrascendentes Vol. III
No había caído hasta hoy,
pero mientras yo reposaba en stand by,
tranquilo,
todo ha seguido avanzando
con la rápidez de una gacela.
La razón, con un golpe tajante y certero,
me ha hecho un nudo en el estómago,
devolviéndome a un estadio que odio.
Con lo bien que se estaba en las nubes.
pero mientras yo reposaba en stand by,
tranquilo,
todo ha seguido avanzando
con la rápidez de una gacela.
La razón, con un golpe tajante y certero,
me ha hecho un nudo en el estómago,
devolviéndome a un estadio que odio.
Con lo bien que se estaba en las nubes.
lunes, 24 de octubre de 2011
Versos intrascendentes Vol. II
Hasta hoy estaba en cualquier parte.
A tan sólo un autobús, preparada para la guerra,
nunca se negaba a montar una escena
en un cine o en un paseo por el parque.
A tan sólo un autobús, preparada para la guerra,
nunca se negaba a montar una escena
en un cine o en un paseo por el parque.
domingo, 23 de octubre de 2011
Versos intrascendentes Vol. I
Lo nuestro era raro pero intenso.
A veces aparecía despeinada,
a veces era yo el que se quedaba durmiendo.
A veces no aparecía ninguno de los dos,
pero siempre volvíamos a vernos.
A veces aparecía despeinada,
a veces era yo el que se quedaba durmiendo.
A veces no aparecía ninguno de los dos,
pero siempre volvíamos a vernos.
domingo, 16 de octubre de 2011
jueves, 13 de octubre de 2011
domingo, 9 de octubre de 2011
miércoles, 14 de septiembre de 2011
viernes, 2 de septiembre de 2011
Si todo hubiese salido como yo quería
sería totalmente distinto.
Ni mejor ni peor.
O sí, quién sabe.
Qué más da.
Ni mejor ni peor.
O sí, quién sabe.
Qué más da.
Tú... Sí, tú.
Ahí estás. Escondida tras cada frase, oculta en cada palabra. En cada sílaba, cada silencio, cada estrofa. Detrás, en la estructura. Dónde no se ve pero se intuye. Siempre lo has estado, hoy lo he sabido. Y empiezo a pensar que siempre lo estarás.
domingo, 28 de agosto de 2011
viernes, 19 de agosto de 2011
Verano
Yo era un poco más joven, aún no fumaba (de lo que deduzco que también era un poco más listo). Tenía el pelo igual de largo que ahora. Llevaba mi eterna barba de tres días, esa que arrastro casi desde los catorce. Nueve años ya escuchando la misma historia. "¿Tu padre es conde (las cuchillas)?".
Tú también eras más joven que ahora, lógicamente. Tu pelo largo, más largo que el mío, caía sobre tus hombros. Bella.
Una vela brillaba en el centro de la mesa, supongo que había camarero pero no recuerdo nada de él.
Comida italiana. No sé si fueron espaguetis, macarrones o pizzas; no guardo la factura, de hecho me sigo preguntando cómo pude pagarla.
A lo lejos se oía el mar, meciéndose plácidamente. Realmente no estaba tan lejos. Quizá treinta metros.
20 de agosto.
Mañana.
Hoy, el ayer de aquel día, nos marcó a fuego. Toda la cena fue postre.
Tú también eras más joven que ahora, lógicamente. Tu pelo largo, más largo que el mío, caía sobre tus hombros. Bella.
Una vela brillaba en el centro de la mesa, supongo que había camarero pero no recuerdo nada de él.
Comida italiana. No sé si fueron espaguetis, macarrones o pizzas; no guardo la factura, de hecho me sigo preguntando cómo pude pagarla.
A lo lejos se oía el mar, meciéndose plácidamente. Realmente no estaba tan lejos. Quizá treinta metros.
20 de agosto.
Mañana.
Hoy, el ayer de aquel día, nos marcó a fuego. Toda la cena fue postre.
jueves, 30 de junio de 2011
jueves, 16 de junio de 2011
Bendita sensación
Necesito sentir algo olvidado.
Ver tus ojos azules,
tan mágicos
como aquella noche
que parece mentira,
y vivir por siempre anclado
a esa sensación de tenerte
más cerca que nunca
pero tan lejos como siempre.
Necesito fundirme con la angustia silenciosa
de la pasividad
y la mescolanza inmensa
del hecho inevitable que nunca llega.
Que algo tan provocativo como tú
se niegue a tirar la primera piedra,
que todo sea tan imposible
como siempre lo ha sido.
Sentir que no va a pasar nada
por más que luche,
que soy un perdido,
que el camino acaba en tres pasos
y me impiden avanzar.
Necesito sentirlo, necesito serlo,
sentir que siento lo que siento
y no ver sentido a mi propia existencia;
no ver perspectiva,
ser no siendo.
No ser lo que soy, ser lo que fui
aunque lo odiara.
No ser, mucho mejor que ser nada.
Colgarme de algo tan común
como dos ojos bonitos
y que no haya en el mundo
otra cosa que me quite el sueño.
Bendita sensación,
cuanto te añoro.
Ver tus ojos azules,
tan mágicos
como aquella noche
que parece mentira,
y vivir por siempre anclado
a esa sensación de tenerte
más cerca que nunca
pero tan lejos como siempre.
Necesito fundirme con la angustia silenciosa
de la pasividad
y la mescolanza inmensa
del hecho inevitable que nunca llega.
Que algo tan provocativo como tú
se niegue a tirar la primera piedra,
que todo sea tan imposible
como siempre lo ha sido.
Sentir que no va a pasar nada
por más que luche,
que soy un perdido,
que el camino acaba en tres pasos
y me impiden avanzar.
Necesito sentirlo, necesito serlo,
sentir que siento lo que siento
y no ver sentido a mi propia existencia;
no ver perspectiva,
ser no siendo.
No ser lo que soy, ser lo que fui
aunque lo odiara.
No ser, mucho mejor que ser nada.
Colgarme de algo tan común
como dos ojos bonitos
y que no haya en el mundo
otra cosa que me quite el sueño.
Bendita sensación,
cuanto te añoro.
sábado, 4 de junio de 2011
Nunca más
Dormidos sobre el piano,
presionando notas muertas
con el peso de los años.
Responde a mi pregunta,
chica soñadora:
¿tan solos estamos?
Ya sólo nos vemos
en las noches que dormimos
separados.
presionando notas muertas
con el peso de los años.
Responde a mi pregunta,
chica soñadora:
¿tan solos estamos?
Ya sólo nos vemos
en las noches que dormimos
separados.
martes, 31 de mayo de 2011
domingo, 22 de mayo de 2011
lunes, 18 de abril de 2011
sábado, 19 de marzo de 2011
Hay cosas que jamás entenderé. Tú eres una de ellas.
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sergio pellicer
Calada
Esta noche es especial.
Apuntad todo lo que salga de nuestras bocas,
grabad cada conversación.
Hemos renacido en mentes de caviar,
somos genios tan sólidos como efímeros
y la luz que nos han concedido
tiene fecha de extinción al dorso.
Venerad cada ocurrencia,
santificad cada sílaba.
Mañana, cuando volvamos a la miseria,
el eco del ayer valdrá su peso en oro.
Apuntad todo lo que salga de nuestras bocas,
grabad cada conversación.
Hemos renacido en mentes de caviar,
somos genios tan sólidos como efímeros
y la luz que nos han concedido
tiene fecha de extinción al dorso.
Venerad cada ocurrencia,
santificad cada sílaba.
Mañana, cuando volvamos a la miseria,
el eco del ayer valdrá su peso en oro.
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Todo el día en el infierno.
Subir a la tierra y encontrarte
era la la redención suprema.
A un paso del cielo.
Subir a la tierra y encontrarte
era la la redención suprema.
A un paso del cielo.
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miércoles, 16 de marzo de 2011
Profunda decepción.
El principio queda tan lejos
que ya no cuenta,
el final puede no llegar nunca
o tal vez me atropelle
cualquier tarde
al cruzar la calle sin mirar.
Las historias se repiten,
desfilan ante mi con parsimonía
recreándose en mi angustía.
Y no veo la luz
hacia la que avanzar.
Toda ilusión muta en decepción.
Todo proyecto está condenado
a la muerte, al café de puchero.
Retrocedo y sólo consigo hundirme más
en tus arenas,
no encuentro un lugar placentero
en el que aguardar el amaine del temporal
que yo mismo desato constantemente.
El principio queda tan lejos
que ya no cuenta,
el final puede no llegar nunca
o tal vez me atropelle
cualquier tarde
al cruzar la calle sin mirar.
Las historias se repiten,
desfilan ante mi con parsimonía
recreándose en mi angustía.
Y no veo la luz
hacia la que avanzar.
Toda ilusión muta en decepción.
Todo proyecto está condenado
a la muerte, al café de puchero.
Retrocedo y sólo consigo hundirme más
en tus arenas,
no encuentro un lugar placentero
en el que aguardar el amaine del temporal
que yo mismo desato constantemente.
viernes, 11 de febrero de 2011
domingo, 23 de enero de 2011
Era el amor de mi vida, teníamos diez años. Muchas veces me asomaba al patio, veía la luz de su casa encendida y pedía permiso a mi madre para bajar a la calle y acercarme a estar un rato con ella. No sé si llegó a saberlo, pero yo la quería muchísimo. Y no era por imitar a los mayores, qué va. Era un sentimiento profundo muy distinto a los que han venido después. Ni mejor ni peor, no recurramos otra vez a la manía de comparar cosas dispares.
Jamás se lo dije porque me daba vergüenza. Después la vida nos separó y no volvimos a vernos hasta pasados cuatro o cinco años. Yo ya no era yo, ni ella era ella. Y hoy, escuchando música, una estrofa me ha traído el recuerdo lejano de aquellas preciosas tardes que siempre se me hacían tan cortas.
Jamás se lo dije porque me daba vergüenza. Después la vida nos separó y no volvimos a vernos hasta pasados cuatro o cinco años. Yo ya no era yo, ni ella era ella. Y hoy, escuchando música, una estrofa me ha traído el recuerdo lejano de aquellas preciosas tardes que siempre se me hacían tan cortas.
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