sábado, 19 de marzo de 2011
Hay cosas que jamás entenderé. Tú eres una de ellas.
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millas de tinta roja,
sergio pellicer
Calada
Esta noche es especial.
Apuntad todo lo que salga de nuestras bocas,
grabad cada conversación.
Hemos renacido en mentes de caviar,
somos genios tan sólidos como efímeros
y la luz que nos han concedido
tiene fecha de extinción al dorso.
Venerad cada ocurrencia,
santificad cada sílaba.
Mañana, cuando volvamos a la miseria,
el eco del ayer valdrá su peso en oro.
Apuntad todo lo que salga de nuestras bocas,
grabad cada conversación.
Hemos renacido en mentes de caviar,
somos genios tan sólidos como efímeros
y la luz que nos han concedido
tiene fecha de extinción al dorso.
Venerad cada ocurrencia,
santificad cada sílaba.
Mañana, cuando volvamos a la miseria,
el eco del ayer valdrá su peso en oro.
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sergio pellicer
Todo el día en el infierno.
Subir a la tierra y encontrarte
era la la redención suprema.
A un paso del cielo.
Subir a la tierra y encontrarte
era la la redención suprema.
A un paso del cielo.
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miércoles, 16 de marzo de 2011
Profunda decepción.
El principio queda tan lejos
que ya no cuenta,
el final puede no llegar nunca
o tal vez me atropelle
cualquier tarde
al cruzar la calle sin mirar.
Las historias se repiten,
desfilan ante mi con parsimonía
recreándose en mi angustía.
Y no veo la luz
hacia la que avanzar.
Toda ilusión muta en decepción.
Todo proyecto está condenado
a la muerte, al café de puchero.
Retrocedo y sólo consigo hundirme más
en tus arenas,
no encuentro un lugar placentero
en el que aguardar el amaine del temporal
que yo mismo desato constantemente.
El principio queda tan lejos
que ya no cuenta,
el final puede no llegar nunca
o tal vez me atropelle
cualquier tarde
al cruzar la calle sin mirar.
Las historias se repiten,
desfilan ante mi con parsimonía
recreándose en mi angustía.
Y no veo la luz
hacia la que avanzar.
Toda ilusión muta en decepción.
Todo proyecto está condenado
a la muerte, al café de puchero.
Retrocedo y sólo consigo hundirme más
en tus arenas,
no encuentro un lugar placentero
en el que aguardar el amaine del temporal
que yo mismo desato constantemente.
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