martes, 29 de noviembre de 2011

Versos intrascendentes Vol. VI

Estaba allí por alguna razón.
Dicen los que creen en el destino
que nada ocurre por casualidad.
Y allí estaba, como yo,
en aquel lugar que no era
ni para mi ni para ella.
No creo en el destino,
pero eso no es raro en mi.
Hay muchas otras cosas en las que no creo.
Lotería, religión, amor eterno.
Pero estaba allí, por alguna razón,
aunque esa razón no tuviese nada que ver
conmigo o con el destino.
Tal vez se había dormido con los ojos abiertos
y las gafas de sol me impedían verlo,
quizá esperaba a alguien.
Yo tampoco sabía que hacia allí,
pero allí estaba. Como ella.
Y allí nos quedamos los dos,
ignorándonos en compañía.
No creo en el destino,
y creo que ella tampoco creía.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Oigo esa vieja canción por la radio.
Qué raros fueron aquellos días de mi vida...

viernes, 18 de noviembre de 2011

Versos intrascendentes Vol. IV

Se oyen voces disconformes,
como pequeñas gotas de lluvia
cayendo sobre un cobertizo
en el que me refugio del frío.
Estrechos lazos palpitantes
entre aquí, ahora,
y allí y siempre.
Juzgad cuanto queráis,
los puñales verbales
cortan y hieren, pero no matan.
Jugad a decidir por otro
sin conocimiento de causa
si es lo que os hace felices,
qué fácil es pensar desde fuera.
Pero creed lo que os digo,
aunque no queráis creerlo:
fue mejor así,
y por eso ocurrió
de aquella manera.
Ni ella era para mi
ni yo era para ella.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Carpe diem

Quieres que dure siempre,
y tu obsesión por hacer todo lo posible
para que así sea
es el error que te lleva al fin
una y otra vez.

martes, 1 de noviembre de 2011

G

Cuando un lugar es muy especial,
disfruta de él en dosis pequeñas.
Aunque te apene alejarte,
guárdalo para ocasiones concretas.
Haz una visita cuando realmente lo necesites,
no lo llenes de tus miserias mundanas.
Acude sólo cuando sea estrictamente necesario,
cuando tu mente grite que no puede más,
sin caer en la tentación de rutinizarlo.
Saborea, disfruta, desconecta.
Vete siempre con pena,
con lágrimas en los ojos,
con unas ganas inmensas de regresar,
de quedarte ahí para siempre,
deseando que el tiempo se detenga.
Es la única manera de sentir lo que sientes
cada vez que vuelves,
de asegurarte un pasaporte vitalicio
a un mundo paralelo
que no es mejor ni peor,
sino distinto.

Versos intrascendentes Vol. III

No había caído hasta hoy,
pero mientras yo reposaba en stand by,
tranquilo,
todo ha seguido avanzando
con la rápidez de una gacela.
La razón, con un golpe tajante y certero,
me ha hecho un nudo en el estómago,

devolviéndome a un estadio que odio.
Con lo bien que se estaba en las nubes.