domingo, 23 de enero de 2011

Era el amor de mi vida, teníamos diez años. Muchas veces me asomaba al patio, veía la luz de su casa encendida y pedía permiso a mi madre para bajar a la calle y acercarme a estar un rato con ella. No sé si llegó a saberlo, pero yo la quería muchísimo. Y no era por imitar a los mayores, qué va. Era un sentimiento profundo muy distinto a los que han venido después. Ni mejor ni peor, no recurramos otra vez a la manía de comparar cosas dispares.
Jamás se lo dije porque me daba vergüenza.
Después la vida nos separó y no volvimos a vernos hasta pasados cuatro o cinco años. Yo ya no era yo, ni ella era ella. Y hoy, escuchando música, una estrofa me ha traído el recuerdo lejano de aquellas preciosas tardes que siempre se me hacían tan cortas.

1 comentario:

Cerocero dijo...

EL primer amor[?¿] Que bonito y tormentoso al recordarlo...dicen que ninguno vuelve a ser igual.

P.D: espero que no te moleste mi humilde comentario... lo veo todo tan íntimo que dan ganas de no hacer ruido y salir a hurtadillas de aquí.