Cuando llegue el momento
no me convirtáis en ceniza,
no quisiera yo teñir de negro
el mar que tanto amo
ni volar con rumbo incierto
a merced de una ráfaga de viento
loca y caprichosa.
Cuando llegue el momento
no me llevéis a un camposanto,
no quisiera yo desperdiciar
el alimento de mi cuerpo
encerrándolo entre paredes de madera,
ni descansar por siempre rodeado de llanto,
mármol frío y solitario,
rosas mutiladas y símbolos divinos.
Cuando llegue el momento
llevadme a un prado lleno de flores,
depositadme bajo un olmo
y dejad que le devuelva al mundo
lo que es suyo.
Dejad que reciba la visita de las estaciones,
el frío del rocío,
el canto de los pájaros
y la alegría de los niños.
sábado, 2 de octubre de 2010
Cuando llegue el momento
Etiquetas:
ayerum,
cuando llegue el momento,
millas de tinta roja,
sergio pellicer
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario