sábado, 15 de mayo de 2010

Tres horas en la parada esperando un Búhobus

Es lo que tiene el chantaje emocional,
a veces sale bien y a veces sale mal.
El más pringado del barrio, ese soy yo.
Pero tonto de mi, no me canso.
Hoy voy a cambiar el modus operandi,
dejaré de lado lo sentimental
y me centraré en los estrictamente
profesional.
Debo asimilar el dicho de que
de donde no hay no se puede sacar.
Una hora en la parada del autobús
pasando frío y hambre
deberían abrirme los ojos.
Sin dinero, sin compañía y sin casa.
¿Las llaves del local?
Ah, es verdad, las tiene el batería.
Pero yo no me canso
y mañana caeré de nuevo.
No tengo remedio,
sólo un problema.
Ignoro a quién se bebe los mares por mi
y me centro en lo imposible.
Cambio pan de hoy
por la promesa de una mariscada.
Suena el teléfono, ¿será ella?
No, no lo es. Nunca es ella.
Una llamada irrelavente
consume la batería.
Pobre iluso, ya no tienes corazón.
Lo hipotecaste y lo has perdido
ante la imposibilidad
de hacer frente a los pagos.
Con el móvil apagado
mi madre debe pensar que estoy muerto,
no me extrañaría que esté llamando a los Geo.
Desaparecí por la mañana como el que va
a comprar tabaco
y aún no he vuelto.
Pasa un Seat Ibiza gris, ¿será Elena?
No, ella también está en el cine.
Como todos los demás.
Media hora después y todo sigue igual.
Si el boli se queda sin tinta me suicido.
Lo más triste de todo es que nadie
leerá esto.
Me descojono yo solo ante la situación,
menos mal que soy yo y no otro.
¿Me habla a mi ese drogadicto?
Me pide un papel, se sienta
y empieza a rajar de Zapatero.
¡Por tu culpa llevamos los españoles
zapatos llenos de remiendos!
Qué frío hace en la calle,
menos mal que es 14 de mayo.
La culpa es del cambio climático.
El drogata sigue rayando;
me habla de cuando era joven,
me previene de la droga
para que no me ocurra
lo que a él le ha pasado.
¿Tienes un eurico?
No llevo ni un duro, hermano.
Y mientras ella en su casa a buen recuado,
yo me lo he buscado.
Es lo que tiene el chantaje emocional,
o va de lujo o te sale como el culo.
Pasean tortolitos y me restriegan
su amor de cuento.
¿Cómo puede ir esa piva con ese pavo?
O es rico o la tiene como un estadio,
si no no lo entiendo.
No seré Brad Pitt pero tampoco soy un orco.
¿Y la belleza interior? Otro invento de Hollywood.
Aquí sólo cuenta el patrimonio o el tamaño.
Dos horas ya, juego conmigo mismo al ahorcado.
Envidio al muñequito
aunque sólo sean cuatro palos.
Me lanzan monedas como si fuese un vagabundo,
doy tanta pena que hasta un par de putas
me ofrecen un 15% de descuento o un dos por uno.
Igualico que El Corte Inglés.
Sin un maldito abrigo
la calle invita al resfriado,
empieza la sesión de estornudos.
Cuando pienso que han pasado ocho años
miro el reloj y sólo han muerto unos segundos.
Y mañana caeré de nuevo, no tengo remedio.
Cada vez tengo más claro que debo empezar
mi proyecto en solitario.
Un año de mi vida, un jodido año.
Lo he intentado de mil formas
y nada he logrado.
Si fuese un ser normal
me habría buscado un sucedáneo.
Pero no lo soy,
maldito poeta enamoradizo.
Ya lo decía la atractiva Vallentina:
¡ay, poeta loco!
Ay pelirroja, si tú hubieses sido un poco más joven
o yo un poco más viejo
otro gallo habría cantado...
Me quedan tres rayas en el MP4
y lo cierto es que la voz de J
no ayuda demasiado.
Ya no sé si suicidarme
o apagarlo.
El horizonte dibuja la figura de un conocido,
habrá gente en Murcia y tenías que ser tú.
¿Qué haces aquí?
Pues ya ves, da gusto tomar el fresco
en las noches de mayo.
Pues me siento aquí contigo
y echamos un cigarro.
¿Otro más?
Esta noche me ingresan,
ya me he fumado medio estado de Virginia.
Nota mental:
procura lleva siempre un objeto
punzante en la mochila.
Medio paquete de Marlboro
dando la brasa.
Ale, anda con Dios,
a ver si él tiene ganas de escucharte, Manolo.
Y mañana caeré de nuevo en el pozo.
Es que la veo y me tiemblan las piernas,
se me corta la voz,
me empapo de sudor
como si fuese el virus de la gripe.
Pero esto no puede ser,
esto es ir contra mi mismo.
Esta noche soy lo que tanto he odiado,
lo que siempre he criticado,
lo que siempre había tratado de evitar
con éxito.
He tocado fondo, estoy perdido.
Ya no sé lo que hacer ni como escapar
de mi instito.
Tres horas después aparece el Búho
y ya no tengo ni ganas de cogerlo.
Venga, levántate, saca un par de euros
y haz un último esfuerzo.
Como decía Serrat:
todo pasa y todo queda.
La diferencia es que él nunca la persiguió
y yo empiezo a cansarme de hacerlo.
Pero da igual, mañana empezaré de nuevo
con más moral que el alcoiano.
No tengo remedio.

No hay comentarios: